Hace más de cinco años que su madre falleció de alzhéimer y un hombre de Arizona recuerda el engaño que sufrió al donar su cuerpo a una compañía que se comprometió a destinarlo a investigaciones científicas.
Doris Stauffer murió a los 73 años en 2014 y de su cadáver se hizo cargo el Biological Resource Center (BRC), bajo un acuerdo por escrito de que su cuerpo no sería utilizado en ámbitos fuera de la medicina o en pruebas no avaladas por la familia. ¿Dónde terminó su cuerpo? En manos del Ejército de Estados Unidos.
»Al parecer lo ataron a una silla sobre algún aparato y se produjo una detonación debajo de ella para saber qué le puede suceder al cuerpo humano cuando un coche es atacado con una bomba», explicó su hijo Jim Stauffer.
La noticia llegó a oídos de Jim años atrás a través de Reuters, que en una investigación había desvelado no solamente este caso, sino muchos otros por parte del BRC. El cadáver de la mujer, según la agencia, fue vendido al Ejército por 5.893 dólares.
Jim ha explicado que se siente ridículo y aseguró que se firmaron documentos que excluían experimentos médicos que involucrasen explosiones.
En la investigación se encontró con que los militares no corroboraron las afirmaciones del BRC de que la familia había dado consentimiento escrito para este tipo de pruebas. Ahora, un total de 33 afectados han demandado a la compañía (que ya no está en funcionamiento) y a su dueño Stephen Gore.
En el año 2015 Gore se declaró culpable de dirigir un negocio ilegal pero fue sentenciado con la libertad condicional. El año anterior, el FBI encontró en su empresa cubos con cabezas, brazos y piernas, un congelador lleno de genitales masculinos, la cabeza de una mujer cosida al torso de un hombre y partes de cuerpos apiladas unas sobre otras.
(Vía)
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