in

180 abuelos se van de fiesta al Space de Ibiza

El pasado domingo la discoteca Space de Ibiza recibió una visita muy especial: Un total de 180 abuelos, miembros del Club de Jubilados de Sant Antoni, conocieron el famoso club.

180 abuelos se van de fiesta al Space de Ibiza

Los invitados y Pepe Roselló, en primer plano con camisa clara.

Pepe Roselló, dueño de la sala, fue quien invitó a todos los miembros del club de jubilados a pasar una tarde en la terraza de la mítica sala para que tuvieran oportunidad de conocerla.

Roselló, como gran anfitrión, los esperó en la entrada y los saludó y besó a cada uno de ellos sin excepción.

180-abuelos-space-ibiza-2

180-abuelos-space-ibiza-3

En toda la tarde no faltaron las risas: »Le he dicho a mi nieto que no espere que llegue antes de las cinco de la madrugada» le dijo un abuelo a uno de los guardias de seguridad de la entrada, que se tronchaba.

Según comentaba Roselló, muchos de los que estaban ese día en la sala Space iban a su primera discoteca, el Play Boy. Explicaba también que muchos saltaban la pared, bien para no pagar o porque no tenían aún 18 años.

El grupo de jubilados le regaló a Roselló una fotografía en la que aparece su abuela y este no pudo evitar emocionarse.

180-abuelos-space-ibiza-4

Después de 27 años, esta temporada de 2016 será la última de Space. El próximo octubre echará el cierre definitivo. Abel Matutes Junior, máximo gestor del ocio de Ibiza e hijo del ex ministro de Exteriores, propietario de los terrenos de la discoteca, no renovará el contrato de la explotación a Space. Ushuaïa tomará el control de Space Ibiza a partir de 2017. La mítica discoteca se transformará en el club nocturno de Usuhaïa Beach Hotel y se llamará Usuhaïa Night.

Space Ibiza, año 1990:

space-ibiza

(Vía: Diario de Ibiza, Crónica Global)

2 Comments

Leave a Reply

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Loading…

.

Esto es lo que ocurre cuando tienes un compañero de piso muy cabrón

¿Te parecen unas sardinas o unos croissants? Pues no lo son